Una vez las secuelas del ataque de los
gigantes había sido envuelto, fuimos invitados al hogar del Jefe del Clan.
La villa misma no era tan grande, y después
de mirar alrededor, yo supondría que solo alrededor de cien miembros de la
tribu tigre vivían aquí.
A una distancia, parecía como si la tribu
tigre usaba casas que eran similares las yurtas mongol.
La pared cilíndrica interior estaba
cubierta con una gruesa tela blanca y no había ventanas, pero había un cristal
como esos usados en las “Lámparas de Cristal Emisoras de Luz” de los elfos, que
iluminaban el lugar. Las paredes estaban decoradas con accesorios de huesos y
colmillos y múltiples alfombras bordadas estaban esparcidas en el suelo.
La altura de la entrada fue hecha para
acomodar al más alto de los hombres de la tribu tigre, por no lo no era muy
apretada como las puertas regulares.
Adicionalmente, la altura de techo creaba
un área espaciosa la cual daba a la casa la sensación de una recepción de
hotel.
En este momento, sin embargo, el hogar del
Jefe se sentía bastante pequeño.
Ein, como el Jefe del Clan, se sentó en el
centro del escenario en frente de mí mientras los otros Guerreros de la tribu tigre
franquearon sus costados.
Todos estos hombres musculosos del tamaño
de Goemon, se reunieron en esta sola área, creando una imagen algo feroz. Los
músculos eran probablemente un punto de orgullo aquí.
Mientras tales pensamientos sin valor
cruzaban mi mente, Ein inmediatamente comenzó la conversación una vez los
saludos formales habían terminados.
[… Por el anterior suceso, ofrecemos
nuestro agradecimiento a ti, Arc. Ariane-dono, él es un buen subordinado.] Ein
Cuando Ein rio después de hablar, Ariane, quien
estaba extrañamente nerviosa, explicó nuestra situación.
Por alguna razón, él parecía haber tachado
como un subordinado de Ariane. Probablemente porque Ariane actuó como nuestra
representante en nuestra primera interacción.
[… Así que, todos ustedes están en un
viaje. Perdón por el irrespeto, Arc-dono. Permitidme expresar mi honesta
gratitud una vez más.] Ein
Ein ligeramente bajó su cabeza y redirigió
su saludo hacia mí.
Sin embargo, en reacción al comportamiento
del Jefe del Clan, la atmosfera rodeándonos fue agitada un poco cuando miradas
amargas aparecieron en los rostros de los Guerreros alrededor.
Mientras estaba preguntándome sobre esta
extraña situación, una gran mujer apareció detrás del asiento de Ein y empezó a
regañar a los Guerreros.
[¿¡Son todos ustedes malagradecidos por la
ayuda que recibieron!? ¿¡Van a olvidar que sus heridas fueron sanadas y se
quejarán, simplemente porque ellos no se adhieren a nuestra jerarquía!? ¡¡Aquellos
indispuestos a reconocer la amabilidad que recibieron, den un paso al frente
para que yo pueda personalmente romper otra vez sus brazos!!] Yuga
Cuando la mujer habló en una manera
atrevida, el Jefe del Clan cruzó sus brazos y miró a los Guerreros.
Aparentemente, mis acciones eran la raíz de
esta tensa atmosfera.
En cuanto a la mujer que habló, ella tenía
dos metros y treinta centímetros de altura.
Ella tenía un cuerpo delgado si se compara
a los hombres musculosos que la rodeaban, pero me di cuenta que era solo una
ilusión óptica cuando miré hacia Ariane y a Chiome detrás de mí.
Su piel bronceada y sus pechos
extremadamente grandes estaban acentuados por su gran figura, y, porque ella
tenía sus brazos cruzados bajo estos. Ella también tenía una abundante cantidad
de cabello dorado y negro cuidadosamente arreglado sobre su cabeza.
Los Guerreros simultáneamente bajaron sus
cabezas cuando ella había terminado de regañarlos.
[Perdón por toda la conmoción, esta es mi
esposa, Yuga.] Ein
Ein continuó hablando encogiendo sus
hombros y un poco de risa mientras la mujer llamada Yuga miraba hacia mí.
[Soy Yuga Ein. Perdón por este pobre
espectáculo, honorable invitado. Ya que estos son los Guerreros de nuestro
Clan, ellos se sienten avergonzados por tener que prestar la fuerza de
forasteros. Porque los gigantes habían dañado las sub-tribus vecinas, la herida
había sido traída aquí, pero estábamos llegando a nuestros límites. En nombre
de estos tontos, le agradezco.]
Yuga
Yuga ostentó una sonrisa adorable mientras
me agradecía.
Después de que esos involucrados en la
batalla habían sido tratados, Ein nos guio a una de las casas llenas hasta la
coronilla con personas heridas.
No teniendo razón para rechazar su
petición, procedí a lanzar magia de recuperación sobre ellos, todo mientras
cuestionaba por qué ellos eran mayormente mujeres y niños.
Ellos deben ser los sobrevivientes del
asalto de los Gigantes… Supongo.
[No, vine aquí para encontrar a los
miembros de la tribu tigre en primer lugar. Por lo que, en tanto mi petición
sea completada, no hay necesidad de agradecerme.] Arc
Asentí a sus gracias y di mi respuesta.
Ein palmeó sus rodillas y me ofreció una
sonrisa sin miedo cuando él oyó eso.
[Eso me recuerda, no he oído su propósito
aquí. Han atravesado la frontera para llegar aquí, así que, ¿qué podrías
posiblemente desear?] Ein
En respuesta a su pregunta, los hombres
que Yuga había silenciado comenzaron a alborotarse y a discutir algo entre
ellos mientras me miraban.
Porque yo no estaba cobrando por el tratamiento
que proveí, decidí sacar mi petición.
Cuando los Guerreros que nos guiaron aquí
hablaron, los ojos de Ein y su esposa se abultaron después de descubrir mis
intenciones.
Oí a Ariane suspirar al lado mía y capté
vista de Ponta jugando con los dedos de Chiome.
[Arc-dono, ¿te aventuraste en la frontera
para adquirir las “Garras del Diablo”? Además, ¿incluso dominó a una montura
dragón para cruzar las llanuras?] Ein
Ein comenzó a reír después de oír nuestro
propósito para encontrar a la tribu tigre, antes de bajar su cabeza y
disculparse.
[Perdón, Arc-dono. Mi clan no acapara
muchas Garras del Diablo. Estas son cultivadas un poco al oeste de aquí, por
uno de los clanes más grandes. Ya que los Uiria no son bien queridos,
necesitará negociar con ellos por lo que desea.] Ein
Mientras él hablaba, Ein rascó su barbilla
y dejó salir un gran suspiro cuando él terminó de hablar.
Esta villa no parecía cultivar Garras del
Diablo para ellos mismos. Porque los pimientos eran cultivados por una tribu
occidental, pedí guía o direcciones al menos.
[¿Supongo que ustedes no podrían
proveernos guía a una villa que está cultivando Garras del Diablo?] Arc
A mi pregunta, los ojos del Jefe del Clan
comenzaron a brilla como los ojos de un carnívoro.
[Los Gigantes con los que luchamos, son
residentes del bosque negro al sur de estas llanuras. Normalmente, ellos
raramente se aventuran en las llanuras, pero ultimadamente, ellos han estado
apareciendo más y más a menudo. Una advertencia fue enviada por un clan
occidental, pero nunca imaginé que vendrían tan al este dentro de Kuwana. Por
lo tanto, planeo guiar a un grupo en el territorio del Clan Ena para
investiga.] Ein
Podía suponer hacia donde Ein estaba
queriendo ir con esto. Si no me equivoco, el sillín que teníamos pertenecía al Clan
Ena.
[¿Le gustaría que nos uniésemos a ustedes?
Si es uno o dos Gigantes, seríamos suficiente para lidiar con ellos, y,
¿nuestra presencia no enfurecería a los demás?] Arc
Ein asintió y sonrió cuando él oyó mi
razonamiento.
[¿¡Eso es correcto!? Pero, ¡no he
terminado! El nuestro, es el clan más pequeño de los seis clanes, por lo que
tenemos que dejar guerreros atrás en caso que otro Gigante aparezca cerca de la
villa otra vez.] Ein
En otras palabras, él no podía darse el
lujo de llevar demasiadas personas con él al territorio del Clan Ena mientras
el grupo de exploración sería asesinado si sus números no fuesen suficientes…
ese es el por qué él quería suplementar sus bajos números con nosotros.
Simplemente puesto, seríamos mercenarios.
Hmm, me pregunto por qué estaba sintiendo
un poco de nostalgia sobre esto.
Cuando miré hacia Ariane y Chiome para estimar
sus respuestas, Chiome asintió silenciosamente y entendí la respuesta de Ariane
con una mirada.
Así que… nuestra decisión fue hecha.
Prestamos una de las tiendas del Clan
Uiria y pasamos la noche en la villa para prepararnos para el viaje. Al día
siguiente, seríamos enviados hacia la villa principal del Clan Ena.
Aparte de Ein y nuestro grupo, diez
guerreros estarían haciendo este viaje.
Aunque la tribu tigre sobresalía en poder
de lucha, ellos sufrirían una pesada pérdida si ellos no se uniesen contra los
Gigantes, y esto era todo lo que la villa podía permitirse enviar.
Sin embargo, aunque sabíamos cómo subyugar
a los Gigantes, no significaba que nuestro próximo encuentro con ellos sería de
un solo lado como el anterior.
Si podíamos llegar a salvo a la villa del
Clan Ena o no… esa preocupación ocupaba mi mente mientras miraba hacia mis
compañeras.
Ariane estaba puliendo la “Espada del Rey
León” mientras ella pensaba sobre algo.
Chiome sin expresión alguna, estaba
llenando su boca con la comida picante en forma de galleta que nos habían
servido para la cena.
Ponta había terminado su comida y estaba durmiéndose
en mi regazo.
Todo era los mismo que siempre… como si ellas
pudiesen encarar cualquier cosa sin problema.
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