domingo, 31 de marzo de 2019

Capítulo 96 - Prologo

El Continente Sureño más allá del mar Sureño.
Aunque una mayoría del continente permanecía inexplorado por los humanos, el anterior Imperio Leburan unido había enviado una expedición para asentarse en el Cabo Oeste del continente.
Después de que el Imperio se hubiese dividido en sus partes Oriental y Occidental, las colonias humanas que habían construido comenzaron a suministrar a los Imperios del continente con especias y condimentos altamente valiosos.
La más grande y la más prospera de estas colonias humanas había sido la Ciudad Portuaria, Tajiento.
Un edificio que tomó una considerable cantidad de espacio en la ciudad era la principal iglesia de la religión Hiruku con una mansión adjuntada a ella, a la cual los dos muelles principales guiaban.
Sin embargo, con sus mosaicos de ladrillo rojo y otros florecieron, la arquitectura de esta iglesia era diferente de esa de las iglesias en el continente. La altura y anchura total del edificio eclipsaba al resto de la ciudad.
Incluso la mansión construida contigua a la iglesia era más exquisita que la residencia del gobernador de Tajiento, quien había sido designado por el Emperador mismo.
En una de las altas habitaciones del tercer piso de la mansión, un increíblemente obeso y bastante feo hombre estaba sentado en una silla con una expresión disgustada en su rostro.
El físico de sobrepeso del hombre bien excedía ese del de un hombre ordinario, hasta el punto donde incluso la robusta silla en la que él se sentó crujía cuando él se movía.
La cabeza calva del hombre, los ojos pequeños y brillantes y mejillas regordetas le daban una apariencia como de rana, mientras él miraba abajo a los dos hombres arrodillados ante él.
[Para llevar a cabo la voluntad del Papa, yo y el hombre detrás de mí han sido asignados a trabajar bajo sus órdenes, Charos-sama. Debemos cumplir el deseo del Papa como Charos-sama desea.] Sacerdote
El hombre vestido en las túnicas de un sacerdote Hiruku gentilmente sonrió mientras mantenía una inclinación respetuosa hacia el gran hombre llamado Charos.
El hombre de pie detrás del sacerdote estaba vestido en negro y había bajado su cabeza también.
El hombre rana era uno de los siete cardenales de la religión Hiruku, Charos Acedia Industria.
Él era actualmente el representante de mayor rango de la iglesia Hiruku en el Continente Sureño.
[¡Entiendo, entiendo! ¡Lleven a cabo sus deberes sin impedimentos, y lleven a esa bestia detrás de ustedes afuera de este lugar sagrado! ¡Apresúrense y remuévanla del edificio antes de que su olor fétido manche esta mansión!] Charos
Charos miró al hombre de negro detrás del sacerdote mientras instaba a los dos hombres a salir con una agitación de su mano.
El hombre vistiendo la capucha negra no mostró reacción al insulto, pero la larga cola creciendo desde su espalda baja si se movió de un lado al otro.
Charos parecía disgustado por esto y esnifó al hombre encapuchado volteando hacia el sacerdote.
Sin embargo, cuando los dos se encararon el uno al otro, el sacerdote encontró el humor de perros del Cardenal con una sonrisa y visible gratitud antes de que él y el hombre encapuchado dejasen la habitación.
Charos esnifó otra vez cuando él los vio salir.
[Pensé que podría complacer un poco mientras estaba lejos del ruidoso continente, pero no puedo comer una cosa si Tajiento colapsa bajo mi vigilancia… He estado aquí por tanto tiempo, aun así, no tengo idea de que está pensando el Papa.] Charos
La masiva sobresaliente barriga de Charos se agitó cuando él dejó salir un gran suspiro y se quedó en silencio por un momento.
De repente, el estómago de Charos se agitó y él levantó su cabeza como si él hubiese pensando en algo bueno.
[¡Eso es! ¡Hay alrededor de 10,000 soldados bajo este lugar, por lo que no debería costar mucho prestar a ese hombre cien subordinados! De esa manera, Tajiento será protegido y yo estaré llevando a cabo la voluntad del Papa. ¡Yo realmente me sorprendo a mí mismo con mi propia genialidad a veces!] Charos
Charos saltó de su silla con velocidad no esperada de su gordo cuerpo mientras reía de forma extraña después de murmurar su soliloquio y auto elogio.
[Ya que será la iglesia la que prevenga que esta decrepita Tajiento caiga en ruina, mi recompensa debería ser bastante considerable.] Charos
En una voz persuasiva, este repulsivo hombre rana continuó elogiándose a sí mismo mientras él regresaba a sus dormitorios y le pedía a uno de sus sirvientes que lo entretuviese a él mientras él se desviaba.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario