viernes, 30 de agosto de 2019

Capítulo 115 - La Crisis de Tajiento

La península que yací dentro de la región del norte del Continente del Sur estaba bajo el control del Gran Imperio Leburan.

Una ciudad portuaria, la cual estaba en la misma escala como las ciudades eminentes del Imperio Continental, había sido construido alrededor de un puerto naval en el lado este de la península.

Una gran iglesia de la religión Hiruku se asentaba en la misma calle que los muelles principales de la ciudad. Los Sacerdotes y los Caballeros Sagrados tenían sus propios dormitorios, mientras el Cardenal vivía dentro su propia mansión.

Había una clara distinción ya sea en la mansión y en los edificios alrededor. La elegancia de la mansión era enfatizada por mosaicos de ladrillos rojos y blancos y pilares de soporte ornamentales blancos.

Dentro de esta mansión de tres pisos proveída por la iglesia, estaba la habitación privada del Cardenal.

Era una habitación grande con un techo alto, un impresionante mural pintado en una pared y una alfombra cara cubriendo el piso. Había muebles sencillos dentro de la habitación, lo cual le daba la semejanza a los cuartos privados de un Rey.

En el centro de la habitación estaba una cama de tamaño King especialmente hecha.

El toldo de la cama casi alcanzaba el techo y estaba hecha de tela bordada lujosa, y había una gran sombre sentada detrás de esta.

El cuerpo de la gran figura estaba aparentemente compuesto de numerosos rollos de grasa, una cabeza calva con ojos pequeños y brillantes, mejillas flácidas, y una apariencia general de rana.

Este era el Cardenal Maestro de la mansión, Charos Acedia Industria.

Él estaba actualmente comiendo del tazón de frutas que él usualmente mantenía lleno detrás de su cama.

[Este día era una pacífico. El continente ha estado en silencio desde que ellos enviaron a ese sujeto aquí. Hmhmhm, darle unos miserables cientos de Caballeros Fantasmas fue un asunto simple. Soy un genio.] Charos

El gran cuerpo de Charos rebotaba mientras su risa causaba que la cama crujiera.

Cuando él notó los jugos de frutas pegándose en su mano, él simplemente lo limpió en el toldo.

[Simplemente pasar el tiempo en cama es una manera maravillosa de pasar el día. Sin embargo, aunque esto es una verdadera dicha, todavía me pregunto si algo está sucediendo en el mundo afuera.] Charos

Charos rodó sobre su espalda mientras pensaba en voz alta.

Como si queriendo contestar su pregunta, su puerta fue repentinamente golpeada repetidas veces.

[¡Charos-sama! ¡Es una emergencia, ¡Perdóneme!] Sacerdote

Después de entrar en la habitación, un sacerdote se arrodilló a una corta distancia de la cama.

Charos se quedó atónito por un momento antes de que disgusto comenzase a mostrarse en su rostro.

Pero, el sacerdote postrado en el grupo era inconsciente de esto mientras él comenzaba su reporte mientras miraba hacia el suelo.

[¡De acuerdo a nuestros exploradores, un grupo de casi veinte monstruos nunca antes vistos han traspasado la muralla defensiva y están dirigiéndose hacia la ciudad! ¡¡El gobernador ha solicitado la ayuda de los Caballeros Sagrados para rechazar a esos monstruos gigantes!!] Sacerdote

Cuando el sacerdote terminó su reporte, él bajó su cabeza incluso más y preguntó en cómo proseguir.
Charos se levantó de su cama con una mueca en su rostro.

[Hn~, incluso si son monstruos, ¿solo hay veinte de ellos? ¿Por qué ellos incluso necesitan a los Caballeros Sagrados? El gobernador debería tener dos mil soldados a su disposición, ¿cierto? No hay siquiera quinientos Caballeros Sagrados, ¿por qué él necesita enredarlos?] Charos

Charos caminó hacia la ventana, la cual yacía en la dirección de la ciudad. Aunque la iglesia y sus alojamientos podían ser vistos, todo más allá de eso fue bloqueado por los muros perimetrales altos de la iglesia.

El sacerdote caminó detrás de Charos y se puso de puntillas para mirar más allá del masivo cuerpo de Charos.

[Charos-sama, podemos ver la ciudad desde el campanario de la iglesia. ¡Ponemos captar la actual condición desde ahí! ¡Por favor!] Sacerdote

[Hmm~~, aunque quiero saber que está sucediendo, realmente no quiero ir allá arriba. Además, yo realmente no quiero lidiar con esta molestia~.] Charos

Charos hizo pucheros mientras se quejaba con un suspiro y miró abajo al sacerdote postrado antes de caminar hacia la puerta.

El sacerdote levantó su cabeza y miró a la espalda del Cardenal mientras él dejaba la habitación.
Sintiendo la mirada en su espalda, Charos miró atrás al sacerdote, quien todavía tenía que moverse.

[¡Apresúrate y muéstrame el camino! ¡Yo normalmente no subo a la torre y, por lo tanto, no conozco como llegar ahí!] Charos

[¡S-sí! ¡De inmediato!] Sacerdote

El sacerdote tenía una expresión alegre en su rostro mientras pasaba al lado del Cardenal, como un perro yendo a pasear con su dueño.

Charos brincó detrás del sacerdote con la velocidad que uno esperaría de alguien de su tamaño. Era como mirar a una rana gigante en movimiento.

No mucho después, Charos llegó al pie de la escalera en espiral del campanario en esa manera, jadeando por aire y limpiando sudor de sus ojos todo el viaje.

[Jaa, ¿qué tonto decidió construir esta torre? Ellos no deberían haber puesto tantos escalones aquí. Nosotros todavía tenemos que subir estos…] Charos

Aunque su gran cuerpo se agitaba y él se quejó todo el viaje, los pasos estables de Charos indicaban que había más que solo grasa detrás de sus ropas.

El sacerdote bastante larguirucho acompañándolo casi se cae y estaba falto de aire mientras ellos subían las escaleras del campanario.

Un poco arriba de la mitad del camino hacia arriba de la torre, el sacerdote larguirucho fue hacia una de las ventanas de ventilación y tímidamente miró afuera de esta.

Las ventanas estaban encarando la dirección oeste, por lo que el sol ocultándose cegó los ojos del sacerdote por un momento. Tan pronto como él se acostumbró a la luz, él fue capaz de mirar abajo a la ciudad.

Cuando él vio el estado de la ciudad, el sacerdote volteó alrededor con una expresión en shock y comenzó a gritar.

[¡Cha-Charos-sama! ¡Aquí! ¡¡Puede ver el estado de la ciudad desde aquí!! ¡Son ellos!] Sacerdote

Incluso si este fuese el campanario, las escaleras no eran tan amplias, por lo que el grito que hizo eco del sacerdote forzó a Charos a cubrir sus oídos.

[¡Bien, bien! Puedo oírte bien, no hay necesidad de gritar.] Charos

Charos miró afuera de la ventana señalada por el sacerdote, todo mientras se quejaba.

La ventana estaba colocada justo sobre la delgada pared exterior de la iglesia. Aunque el sacerdote había estado bastante agitado por lo que vio, la ventana solo ofrecía un campo de visión estrecho sobre la pared.

El gran cuerpo de Charos empujó al sacerdote al lado mientras él miraba afuera de la ventana por sí mismo.

Charos sonrió al principio mientras él miraba el sol ocultándose, hasta que él se dio cuenta de que múltiples incendios estaban quemando a lo largo de la ciudad.

Los incendios estaban mayormente centrados alrededor de la muralla de la ciudad y estaban todavía a una buena distancia lejos de la iglesia.

Una extraña criatura podía ser vista pasando a través de un techo de ladrillo en la distancia.

Iluminado por atrás por el sol ocultándose, la silueta del gigante negro no tenía una cabeza y los edificios alrededor permitían a uno ver justo cuán grande era.

El gigante de piel negra fue fácilmente capaz de destruir el techo de uno de los edificios, agarrando algo y empujándolo dentro del inmenso hoyo que se abrió en su pecho.

Los ojos de Charos casi se salen cuando él vio el caos sucediendo en frente de él.

El Gigante agarró a una persona y la metió en su boca como si fuese solo un pequeño bocadillo. Él fue capaz de ver cuatro de estas criaturas desde esta ventana.

Los gritos desesperados de los ciudadanos fueron llevados por el viento hasta esta ubicación.

Había manchas de sudor en el marco de la ventana cuando Charos miró atrás al sacerdote.

[¡¡¡Aaaaaaahhhhhh!!!] Charos

Charos meramente quitó su cara de la ventana y comenzó a gritar.

[¿¡Qué demonios sucedió!? ¿¡La ciudad está bajo ataque!? ¿¡Cómo sucedió esto!?] Charos

Después de estallar en una diatriba maníaca, Charos volteó hacia el sacerdote otra vez, quien no tenía respuestas para él.

Charos agitó su cabeza ante la respuesta en blanco antes de comenzar a gritar instrucciones.

[¡Los Caballeros Sagrados! ¡¡Despliega a cada uno de los Caballeros Sagrados a nuestra disposición!!] Charos

[¡¡S-sí!!] Sacerdote

El sacerdote inclinó su cabeza antes las instrucciones de Charos. Cuando él levantó su cabeza otra vez, Charos ya estaba haciendo su camino bajando las escaleras.

[¡Ch-Charos-sama! ¿¡A dónde va!?] Sacerdote

Charos le contestó a la sacerdote sin mirar atrás.

[¡Refuerzos! ¡¡Necesitamos reunir refuerzos, rápidamente—!!] Charos

El paso apresurado de Charos le causó que se tropezase mientras él le contestaba la pregunta del sacerdote, y procedió a rebotar hacia debajo de las escaleras hasta que golpeó el pilar de soporte de torre en el piso del suelo.

[¡¡Charos-sama!! ¡¡Charos-sama!!] Sacerdote

El sacerdote gritó hacia debajo de la torre con una mirada preocupada en su rostro. Él captó vista de Charos de pie y corriendo a algún lugar.

Él se acababa de caer lo equivalente a unos cuatro pisos.

Mientras el sacerdote estaba sorprendido por la repentina recuperación de Charos, él se las arregló para reponerse y se dirigió hacia el dormitorio de los Caballeros.

En cuanto a Charos, él hizo su camino hacia el sótano de la catedral.

El pasaje de escaleras negro guiando al sótano era extremadamente angosto, y al final del pasaje estaba una inmensa puerta metálica que estaba sellada con un candado sin cerradura.

Porque las personas raramente bajaban aquí, una delgada capa de polvo cubría la puerta, y una única fragancia se filtraba desde atrás de la puerta.

Charos dio un paso al frente y agarró el candado.

Cuando Charos concentró magia en su mano, los grilletes de metal fueron quitados con un fuerte click.

Después de que Charos abrió la puerta, él caminó en una habitación larga llena de estantes, un lugar donde la luz de las herramientas mágicas no podía alcanzar.

Los estantes en la habitación estaban llenos con una innumerable cantidad de ataúdes de madera.

Estas catacumbas habían estado alrededor desde la fundación de la ciudad.

Charos no les puso atención a los ataúdes alrededor de él mientras sus pasos hacían eco a través de la habitación cuando él pasaba al lado de los estantes.

[¿Por qué tiene que pasar esto? Ahora Tajiento está al borde del colapso.] Charos

Charos habría continuado quejándose, pero él detuvo su marcha cuando él tuvo se dio cuenta de algo.

[¿¡Ese tipo del continente tuvo algo que ver con esto!? El Papa no objetaría en usar a estos sujetos aquí, ¿¡o sí!? Cierto.] Charos

Charos alcanzó el final de su ingenio cuando se puso de pie gritando su soliloquio en medio de las catacumbas.

Después de unos cuantos minutos, Charos hizo su decisión y rápidamente corrió hacia el centro de las catacumbas… cuando él llegó al altar instalado ahí, él agarró el cubo negro que había estado puesto ahí.

[¡Ah, esto es tan molesto! ¡¡Me aseguraré de lidiar con el que vino del continente y aquel en las sombras!!] Charos

Charos infundió magia dentro de su mano derecha mientras él hacía esa declaración.

Luz comenzó a esparcirse desde el cubo negro cuando él golpeó su mano sobre este. En respuesta a sus acciones, las tapas de todos los ataúdes salieron volando todas a la vez y Caballeros con armadura completa se sentaron dentro de estos.

Cuando los Caballeros agarraron sus armas y se movieron alrededor como si solo estuviesen despertando, Charos levantó el cubo negro en su mano.

[¡Sus órdenes son subyugar a los Gigantes negros! ¡¡No dejen a uno solo vivo!!] Charos

Todos los seres en armadura dentro de las catacumbas comenzaron a moverse a la vez.

La catacumba había sido construida debajo de la iglesia y tenía una multitud de pasajes subterráneos que conectaban a la iglesia con varias ubicaciones a lo largo de la ciudad.

Los Caballeros no-muertos usaron esos pasajes para esparcirse a través de la ciudad a un paso increíble.

Cuando un grupo de Caballeros Sagrados notó al misterioso ejército emergiendo desde debajo de la iglesia, ellos intentaron bloquear el camino del ejército, pero fueron inmediatamente abrumados y asesinados.

Los Soldados no-muertos alcanzaban casi los diez mil.

La llegada de un ejército de un tercio la población de Tajiento apareciendo de la nada solo agregó más combustible al fuego de la ya caótica situación.

Solo una persona consideraba que la situación era satisfactoria… y ese era el sacerdote quien había sido envidado desde el continente.

De pie sobre el techo de una casa de ladrillo, él miraba con una ligera sonrisa mientras los Soldados en armadura comenzaba a salir de los dormitorios de la iglesia.

Mientras los Soldados en armadura comenzaba a empujar su camino a través de los ciudadanos escapando para dirigirse por los Gigantes, él suspiró mientras levantaba una de sus cejas.

[Bien, no sé cuántos residentes morirán en la confusión, pero los Gigantes serán tratados al menos. Lo que has hecho va en contra de la voluntad del Papa, pero entonces, una vez más, soy más adecuado para tu posición como Cardenal.] Sacerdote

El sacerdote rio y se elogió a sí mismo mientras tomaba un cristal redondo brillante del bolsillo de su pecho.

El sacerdote empujó su mano en el aire mientras deleite pervertido se oía en su voz.

[¡Maten a todos los vivos! ¡¡Maten a todos, y conviertan a esta ciudad en un pueblo fantasma por el bien del Papa!!] Sacerdote

Como si reaccionase a su orden, el cristal comenzó a brilla fuertemente y los movimientos de los Soldados en armadura alrededor de él se detuvieron por un segundo. Al momento siguiente, ellos usaron las espadas que estaban llevando para matar a los residentes de la ciudad.

Y entonces, el infierno fue desatado.

Los cuerpos de los viejos y los lentos ensuciaban las calles en minutos. Un padre intentó proteger a su hijo solo para tener su cabeza cortada y cayó en los brazos de su hijo. Una madre sostenía a su hijo en llanto cuando ellos fueron ambos atravesados con una espada.

[¡¡Ja, ja, ja!! ¡¡Ustedes ahora se volverán en la vanguardia del Papa!! ¡¡Derramen lágrimas de alegría y agradézcame por proveerles con—!!] Sacerdote

El sacerdote sintió algo acercándose a él desde atrás.

Cuando él miró atrás él vio a un hombre bestia ojos rojos de cabello negro azabache arrodillándose en frente de él.

[Ah, eres tú. Matar a los niños y mujeres de los Gigantes y guiándolos aquí ha proveído excelentes resultados. Ve a interferir con esos luchando contra los Gigantes cerca de la muralla.] Sacerdote

Con una risa y una sacudida de su barbilla, él envió a su sirviente a realizar su orden.

El Beastma—, no, el ninja Sasuke simplemente asintió antes de empezar saltar de techo en techo en la dirección de la muralla de la ciudad.

Otra sonrisa encontró su camino en los labios del sacerdote mientras él miraba al ninja desaparecer en la distancia.

[Ese fue un buen descubrimiento. Una vez me vuelva Cardenal, sería mejor pedirle al Papa una transferencia.] Sacerdote

El hombre descansó su mirada sobre el infierno debajo de él mientras hablaba.

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